La misión del Padre Eduardo Valdés Barría S.J. al frente del Liceo Javier comenzó recientemente, y entre algarabía y mucha esperanza, el nuevo rector de la institución, quien anteriormente se desempeñó como rector de la Universidad Rafael Landívar, comienza su gestión con grandes sueños, y sobre todo, con la convicción de que el colegio siga siendo un ícono de formación y espiritualidad que permita formar jóvenes valiosos para el país.
¿En que momento se enteró que su destino estaba al frente del Liceo Javier?
La primera vez que me hablaron que venía para acá fue en diciembre del año pasado cuando me dijeron que había posibilidad de dejar la rectoría de la Universidad Rafael Landívar. Se discutió y llegó el momento en el que se decidió que asumiría el liderazgo del Liceo Javier.
Ya había tenido experiencia de dirigir el Colegio Javier de Panamá, una institución un poco más grande en tamaño y número de alumnos con la misma estructura y modelo que el de Guatemala.
¿Cómo mira al Liceo Javier para el futuro y cual es su principal objetivo al frente de una institución histórica?
El Liceo Javier tiene una gran tradición en Guatemala y ha sido una de las instituciones jesuitas que han marcado al país, como ejemplo de servicio.
En relación al futuro debemos discutir varias cosas, primero mencionar las nuevas teorías de la inteligencia y lo que eso significa. El Liceo Javier ha hecho un enorme esfuerzo desde hace varios años para poner en práctica esas teorías, todo en beneficio de nuestros estudiantes.
También los procesos humanos afectivos o sicomotores en los niños y sin duda que hacemos un gran trabajo para estar al día en las discusiones modernas y el crecimiento armónico e integral de nuestros jóvenes.
Y tercero, cada vez más la educación es un vehículo para darle posibilidades a nuestros jóvenes y por eso debemos mantenernos en discusiones, no solo de escuela y de diversas teorías pedagógicas, sino para que nuestros jóvenes sientan que salen preparados, no solamente para la universidad sino para seguir creciendo en este mundo cada vez más complejo.
También queremos hacer estudios para ver como vienen las nuevas generaciones ya que por la tecnología y otros aspectos, la noción de generación se ha acortado. Antiguamente se hablaba que cada 40 años había cambio de generación, y ahora se dice que cada cinco años hay cambio o sea que un alumno nuestro de preprimaria es una generación distinta a un joven de sexto grado.
Estamos en distintos escenarios y eso nos pone un reto que sea cualquier generación no se pierdan los valores humanos.
Trabajar con jóvenes en estos tiempos es un verdadero reto. ¿Cuál es su mensaje para los estudiantes del Liceo Javier en el inicio de su misión?.
Que sientan un sano orgullo de estar en el Liceo Javier porque pertenecen a una institución que pretende hacerlos crecer como personas. Por eso, nuestra formación integral va desde los deportes, artes, hasta todo lo que se relaciona con el conocimiento.
Y quiero decirles que no basta solo tener buenas aptitudes humanes, sino también una buena espiritualidad.
Les pido a nuestros jóvenes que tengan un gran respeto y un cuido de todo lo humano de si mismos.
Lo importante es que ellos sientan que la historia de su vida vale la pena y que agradezcan el acompañamiento que les damos en todo momento.
Les pido a nuestros jóvenes que se dejen acompañar y que descubran que en cada etapa de su vida, así como cuentan con sus padres, tienen al colegio que desea ser un compañero para permitirles crecer y que no les de miedo asumir la responsabilidad de ser ciudadanos para la Guatemala que queremos construir.
Vivimos tiempos en los que la tecnología atrapa a los jóvenes. ¿Cómo aprovechas ese aspecto en beneficio de la educación?.
La tecnología es buena, pero el reto es como integrarla a los procesos de inteligencia y de crecimiento humano. Ese es el reto para los educadores y también para los jóvenes para que vean que la tecnología no es solo un modo de diversión o aprendizaje, sino también para mejorar sus procesos humanos.
Deben saber diferenciar entre lo que es un instrumento y una forma para mejorar sus relaciones humanas, con las demás personas, consigo mismo y con Dios.
¿En su tiempo de estudiante imaginó que algún día los jóvenes estuvieran tan conectados entre si?.
Antiguamente no existía la tecnología, pero si la inteligencia y en ese entonces Arquímides dijo, “dame una palanca y moveré el mundo”. El punto de apoyo era la inteligencia y el conocimiento.
Hoy también se ha descubierto que también existe un instrumento que no hace mover el mundo, pero si permite conocerlo y estar interrelacionado.
¿Dos sueños que tenga para el Liceo Javier?.
Que sea un símbolo de cómo cuidamos a los jóvenes, que no solamente son nuestro futuro sino también nuestro presente porque nos permiten tener un canto de esperanza para Guatemala.
El otro es que los jóvenes que salgan de acá se mantengan enamorados de Guatemala y que es su tierra, aunque después puedan destacar en otros países. También que sientan que el colegio les hizo descubrir la riqueza humana y que sientan el deseo de construir una sociedad siempre novedosa, justa y equitativa.
¿Cómo hacer llegar mas fuente la Espiritualidad Ignaciana en momentos en los que hace falta solidaridad entre los guatemaltecos?.
La Espiritualidad Ignaciana busca que uno sea profundamente humano y sobre todo profundamente divino. También que vale la pena estar juntos porque la vida se relaciona con otras personas, con la naturaleza y con Dios.
Debemos tener fe en Dios y en los cariños que nos rodean, sean de padres, familiares, amigos incluso ciudadanos.
Debemos siempre ver para adelante y no desmayar en este camino hacia la construcción de nuestra historia.
También una enorme capacidad de amor, y aunque esa palabra ha perdido casi todo su prestigio, debemos tenerlo hacia otras personas y hacia uno mismo, porque solo el amor es capaz de aguantar todas las dificultades, todos los problemas y es importante recalcar que es la fuerza que todo lo vuelve vida.
En el año 2019 se llevará a cabo la Jornada Mundial de la Juventus, en Panamá. ¿Cómo impactará este acontecimiento a Guatemala y Centroamérica?.
Nos hará recordar que en nuestras sociedades los jóvenes son un porcentaje mayoritario, que necesitan tener las aptitudes y capacidades para desarrollarse y que debemos cuidarlos de tantas dificultades a las que están expuestos, desde problemas que atentan contra su crecimiento hasta situaciones que pueden quitarles la esperanza en el futuro.
Lo de Panamá nos hará ver que vale la pena trabajar con los jóvenes porque ellos nos permitirán construir el futuro de nuestros países.